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Jujuy en los Siglos XX y XXI

    LA MODERNIZACIÓN A LAS PUERTAS DEL SIGLO XX

    A fines del siglo XIX Argentina se dispuso a establecer los cimientos de un país moderno. Una vez lograda la unidad política en 1880. El Estado nacional reforzó su presencia en cada provincia, no solo a través del ejército, sino también creando Escuelas Normales.
    En esta nueva etapa de “orden y progreso” el país se adaptó a las necesidades de un mundo en transformación, asumiendo el papel de proveedor de materias primas para las naciones industrializadas. Muchas provincias quedaron al margen de los beneficios del modelo económico, pero Jujuy logró integrarse gracias a la llegada del ferrocarril, y participar con su producción azucarera.

    LA CIUDAD CAMBIA SU FISONOMÍA

    Los “aires de progreso” se plasmaron también en la arquitectura y el trazado urbano. Jujuy  todavía conserva rasgos coloniales, con casas de una sola planta, tejados de dos aguas, patios arbolados y calles encerradas entre tapias. Desde 1894 un puente metálico atravesaba el rio Grande, solucionando los cortes de camino que unía la ciudad con las quintas de La Banda (hoy Los Perales). Antes de la construcción del Puente Pérez, también las poblaciones del valle de San Francisco quedaban aisladas de la capital durante el verano.
    Al iniciarse el siglo XX, Jujuy había crecido y nuevas casas ocupaban los antiguos baldíos. En 1910 circuló por las calles el primer automóvil, modelo Voiturette. El alumbrado, el pavimento, los desagües y los modernos edificios públicos fueron cambiando su fisonomía urbana y dejando atrás escenas cotidianas de galeras, hombres a caballos y carros aguateros.

    AZÚCAR E INDUSTRIALIZACIÓN

    En las últimas décadas del siglo XIX, las haciendas azucareras ubicadas en los cálidos Valles Orientales comenzaron el proceso de crecimiento y transformación tecnológica que las convertiría luego en grandes ingenios. Esto ocurrió, por ejemplo con la rústica fabrica de  azúcar Ledesma, que desde 1830, se levantaba en la localidad del mismo nombre y que, medio siglo más tarde, fue modernizada con la instalación de un trapiche mecánico y motores a vapor. Además del Ingenio Ledesma, en el departamento de San Pedro estaban los ingenios La Esperanza y La Mendieta.
    En 1876 sus dueños aprovecharon la apertura de la línea ferroviaria que unía Córdoba con Tucumán, facilitando el traslado de las máquinas industriales de origen inglés y francés. Así, al ritmo de la progresiva extensión de las vías del ferrocarril hacia el norte, se fue fortaleciendo la integración de la provincia de Jujuy a la economía nacional.

    LLEGA EL FERROCARRIL

    El primer tren llego a Jujuy en 1891. En 1901 el senador jujeño Domingo Pérez logró que  el ferrocarril a Bolivia pasara por la Quebrada de Humahuaca y no por la del Toro (Salta). En 1908 llegaba el primer tren a La Quiaca. Dos años más tarde comenzó la construcción de un ramal ferroviario hacia el este, para conectar las zonas azucareras con el ferrocarril Central Norte, a través de la Estación Perico. Así, quedó inaugurada la llamada“era de los ramales”. Desde entonces la región de los valles subtropicales se conoce como “El Ramal”.
    Como en otras partes del país, también en Jujuy el ferrocarril hizo subir el valor de las tierras que atravesaba y, al agilizar el traslado de pasajeros, mercaderías y materias primas a otras provincias, se convirtió en un factor fundamental para el desarrollo económico jujeño

    REFORMA Y DERECHOS POLÍTICOS

    En 1880 asumió como presidente de la nación Julio Argentino Roca, la etapa política que se inicio entonces es conocida como “el régimen  conservador”, porque quienes gobernaban querían conservar el poder dentro de un estrecho círculo de personas. Para lograrlo recurrieron al fraude electoral, despojando a la población del derecho de elegir libremente. En Jujuy las elecciones eran manipuladas a favor de los aliados de Roca, encabezados por el senador Domingo Pérez. Aunque todo ciudadano residente en la provincia podía votar, eran pocos los que decidían participar en los comicios. Ir a votar era un acto voluntario, no era un deber pero si un derecho.

    Julio Argentino Roca

    LOS JUJEÑOS VOTAN CON LIBERTAD

    Con el objetivo de restablecer la libertad y las garantías electorales, en 1891, un nuevo partido político empezó a formarse a lo largo del país: la Unión Cívica Radical (UCR). Uno de sus organizadores fue Leandro N. Alem, que visitó Jujuy ese mismo año para establecer allí el comité de ese partido. Desde principios del siglo XX, conducidos por su líder Hipólito Yrigoyen, los radicales decidieron luchar contra el fraude a través de la abstención electoral,que consistía en no presentar candidatos como señal de protesta por el incumplimiento de los derechos y libertades garantizados por la Constitución. Recién cuando Yrigoyen obtuvo la promesa del presidente Roque Sáenz Peña de reformar las normas electorales vigentes, el partido se dispuso a participar de los comicios.
    En 1912, la llamada Ley Sáenz Peña estableció que en todo el país el voto era universal, obligatorio y secreto. A partir de entonces todos los jujeños varones mayores de edad, tuvieron, al igual que es resto de los argentinos, el deber se votar.

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    LA DÉCADA DE LOS GOBIERNOS RADICALES

    En 1916, Hipólito Yrigoyen, asumió su primera presidencia. La reforma electoral de 1912 había abierto las puertas para la llegada de los radicales al gobierno. Ya en 1917, la mayoría de los diputados en la Legislatura provincial pertenecían a la UCR. En 1918, el candidato de este partido, Horacio Carrillo, ganó las elecciones a gobernador, inaugurando así una larga etapa de gobiernos radicales, que duró hasta fines de la década de 1920.
    Con radicales en el poder, los cambios no se limitaron al terreno político. En el plano social, los gobiernos jujeños seguidores de Yrigoyen, como los de Mateo Córdova y Miguel Tanco, dirigieron su acción hacia los sectores más desprotegidos de la población de la provincia como, por ejemplo, los arrendatarios de la Quebrada y Puna, que sufrían muchas penurias por no ser dueños de las tierras que trabajaban.

    JUJUY, PROVINCIA AZUCARERA

    Durante la década de 1920, la producción de los ingenios azucareros de Jujuy se incrementó tanto que paso a ser la principal actividad económica de la provincia. Esta situación influyó mucho en los procesos sociales y políticos jujeños. La gran cantidad de caña que los modernizados ingenios eran capaces de transformar en azúcar, requería disponer a la vez de muchos brazos que la cortaran, machete en mano, a lo largo de los seis meses que duraba la zafra o cosecha (de mayo a octubre).
    Por otra parte, el Estado jujeño se fue haciendo casa vez más dependiente para su funcionamiento económico de los aportes que hacían los ingenios, ya fuera en forma de impuestos o de préstamos al gobierno.

    CRISIS ECONÓMICA E INSTITUCIONAL

    Desde 1929 una grave crisis que afectaba la economía mundial llego a la Argentina, presidida nuevamente por Yrigoyen. El 6 de septiembre de 1930 un grupo de militares tomó el poder, después de derrocar al presidente de la Nación y a la mayoría de los gobernadores de las provincias, quebrando así, el orden institucional del país. El radical Miguel Tanco, por entonces gobernador de Jujuy, fue obligado a dejar el mando en manos de un interventor enviado por el gobierno nacional de facto.
    El golpe de Estado de 1930 facilitó el retorno de los conservadores al poder y por eso, la etapa político que siguió se conoce como la “restauración conservadora”. En Jujuy, los conservadores fundaron el Partido Popular y se valieron del fraude electoral para permanecer en el gobierno.

    JUJUY EN LOS DIFÍCILES AÑOS 30

    El desempleo y la carestía económica que caracterizo a la crisis de 1930 encontraron en Jujuy una población con serias dificultades en materia de viviendas, salud y educación. Casi la mitad de las personas que entonces vivían en la ciudad de San Salvador, habitaban en viviendas de una sola pieza, ya fuera en conventillos ubicados en la zona céntrica o en las denominadas en la época “casas habitantes”, muy comunes en los barrios de los suburbios. En cuanto a la salud, no había en la provincia suficientes hospitales ni médicos, y especialmente en la Puna, eran muchos los niños que morían antes de cumplir dos años. Las carencias en materia de educación dieron como resultado un alto número de analfabetos. Aunque el Estado nacional fomentó por esos años la instrucción pública, en 1938 Jujuy era la provincia con menor cantidad de maestros.

    EL ESTADO ASISTENCIALISTA

    Los conservadores que gobernaban el país en la década de 1930 se preocuparon por diseñar políticas de asistencia social para limitar el impacto de la crisis sobre la población más necesitada. La asistencia a los pobres consistió en el reparto de cereales y otros alimentos básicos. En Jujuy, además, el gobierno solía distribuir ropa de abrigo entre la gente pobre de la provincia.
    El Consejo de Educación de la Nación sostenía comedores escolares en el interior, y entregaba partidas alimentarias, además de ropa y calzado. También se incluyó un servicio médico en la escuela primaria, con especialistas en medicina infantil en colaboración con un equipo de enfermeras visitadoras.
    Se tendió en las provincias limítrofes con Bolivia un cinturón sanitario para prevenir la expansión de la fiebre amarilla, se construyeron leprosarios y se implementó un programa de higiene pública, basado en la prevención de enfermedades. La Nación subvencionó las investigaciones sobre el paludismo que llevaba a adelante el Dr. Carlos Alvarado, al frente de la Defensa Antipalúdica de Jujuy.

    Dr. Carlos Alberto Alvarado

    LOS DERECHOS POSTERGADOS

    Los gobiernos conservadores consideraban que sus programas de asistencia social eran una sucesión que ellos hacían para contribuir al bienestar de la sociedad, especialmente en un momento de crisis. No aceptaban que los ciudadanos reclamaran estas políticas como un derecho legitimo, que debía ser garantizado en todo momento por el Estado. Por eso, los gobiernos de la época no vieron con buenos ojos la organización de los trabajadores en defensa de sus derechos.
    El gobierno conservador de Jujuy impidió la formación de sindicatos en los ingenios azucareros, donde trabajaban muchos obreros, tanto en la fábrica como en los cañaverales, durante los meses de zafra.

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    LA HORA DE LOS DERECHOS SOCIALES

    El 4 de junio de 1943 un nuevo golpe de Estado ponía fin a la etapa de restauración conservadora. Juan Domingo Perón, era uno de los militares que organizó el movimiento. Al poco tiempo su nombre fue conocido por todos los trabajadores, ya que anuncio la llegada de la era de la justicia social. A partir de entonces, el Estado reconoció que tenía el deber de cuidar y proteger a los miembros de la sociedad y, a la vez, todos ellos tenían derecho de exigir Estado servicios sociales como salud, educación, control del cumplimiento de las leyes laborales.
    El 17 de octubre de 1945, una multitud de obreros reunidos en la Plaza de Mayo, en Buenos Aires, manifestó su apoyo a Perón, lo que dio nacimiento a un nuevo movimiento político. En 1946 se llamo a elecciones para normalizar la vida institucional del país. Fue Perón electo presidente, y en la mayoría de las provincias triunfaron los partidos que lo apoyaban. El peronismo jujeño se formo mayoritariamente con antiguos militantes radicales, acaudillados por Miguel Tanco. Con un rotundo triunfo en toda la provincia, Alberto Iturbe fue el primer gobernador peronista que tuvo Jujuy.

    LA ACCIÓN ESTATAL

    En esta nueva etapa, el Estado jujeño impulsó la minería: en 1945 se había obtenido la primera colada de hierro en los Altos Hornos Zapla. También se fomentó la actividad tabacalera y se amplió notablemente la red caminera provincial. San Salvador de Jujuy adquirió nuevas formas, con edificios como el de la Caja de Jubilaciones, y nuevos barrios, como Los Naranjos o el barrio 4 de junio (actual Almirante Brown). Entre las obras públicas se destacó la construcción de escuelas, tanto en aéreas rurales como urbanas, donde funcionaban comedores y se otorgaban becas a los alumnos de escasos recursos.

    LA PROTECCIÓN DEL TRABAJADOR

    Como en todo el país, la nueva etapa política se caracterizó en Jujuy por los avances en la legislación provincial. Para vigilar su cumplimiento, se había creado la Secretaría de Trabajo y Prevención, con una Delegación en cada provincia. A principios de 1947 se dio a conocer la “Declaración de los Derechos del Trabajador”. Es Estado argentino reconocía, que todas las personas tenían derecho a trabajar y a recibir un pago justo por su trabajo, que debía desempeñar en condiciones dignas, para preservar sus salud. Se reconoció también el derecho que tenían de formar sindicatos y organizar huelgas como medio de lucha.
    En Jujuy, el gobierno puso especial atención en lo que ocurría con los trabajadores del azúcar, y exigió a los ingenios la construcción de viviendas adecuadas en los lotes y la provisión de servicios médicos. Se controló, además, que los pagos a los obreros fueran hechos en moneda corriente, y no en vales, como solían ser, que se respetaran los días de descanso y que no se hiciera trabajar a niños menores de 14 años en la zafra. Desde 1945, en cada ingenio jujeño había un sindicato, desde entonces se hicieron frecuentes las huelgas azucareras.

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    LA LUCHA POR LA TIERRA

    El 15 de mayo de 1946, una caravana de más de 100 arrendatarios puneños emprendió la marcha hacia la Capital Federal, llevando consigo mulas y pertenencias. Los animaba la expectativa de recibir de Perón el título de propiedad de los terrenos que ocupaban. Como la mayoría iba a pie, llegaron a Buenos Aires a principios de julio.
    Sin embargo, el llamado “Malón de la Paz”no logró su objetivo. Hacia fines de agosto los campesinos fueron enviados por la fuerza a sus lugares de origen.

    LOS TIEMPOS MILITARES

    En 1955 un golpe militar derrocó a Perón. Comenzó entonces una etapa de inestabilidad política en el país, profundizada por las divisiones entre peronistas y antiperonistas. Hasta 1983 se alternaron en el poder 16 presidentes, de los cuales 10 accedieron por la fuerza y no por voluntad ciudadana.En Jujuy se sucedieron cuatro gobiernos de facto,hasta que en 1958 el voto popular eligió gobernador al radical Horacio Guzmán, quien no pudo terminar su mandato debido al golpe miliar de 1962. En 1966, un nuevo golpe instaló en la presidencia a Juan Carlos Onganía. Fue una época de marcado autoritarismo, en medio de una creciente agitación social.
    En 1973 hubo un breve retorno a la vida democrática. El peronismo triunfó a nivel nacional y también en Jujuy, donde asumió el gobierno el ingeniero Carlos Snopek.
    En los últimos años había ido en aumento la violencia y la intolerancia entre los distintos sectores de la sociedad, pero el extremo llego en 1976, cuando la última dictadura militar organizó un régimen de represión y terror, violando los más elementales derechos humanos.

    EL DESARROLLISMO JUJEÑO

    Durante los gobiernos de Horacio Guzmán en la provincia de acuerdo con los lineamientos del proyecto “desarrollista” del presidente Frondizi (1958-1962), se buscó explotar las riquezas del suelo jujeño, dándose un fuerte impulso a los Altos Hornos Zapla y a la minería en general. Se realizaron grandes obras de infraestructura en la región puneña, como el puente que actualmente une las ciudades de La Quiaca y Villazón (Bolivia). También se crearon escuelas y hospitales en esa zona fronteriza. El ingenio Ledesma modernizó sus instalaciones y empezó a fabricar papel con el bagazo de la caña. También por esos años, aprovechando las políticas regionales de promoción industrial, abrió sus puertas Celulosa Jujuy.

    Arturo Frondizi

    VUELVE LA DEMOCRACIA

    En 1983 el país retorno a la democracia. Mientras Raúl Alfonsín (UCR), asumía como presidente, en Jujuy triunfaba el justicialista Carlos Snopek (1983-1987). Su sucesor, el peronista Ricardo de Aparici, abandonó el cargo a tres años de asumir, obligado por la presión popular. A partir de entonces, Jujuy se caracterizó por la inestabilidad de sus gobiernos. En 1989 asumió el gobierno nacional Carlos Menem (justicialista), quien fue reelecto para el periodo 1995-1999. En diez años, Jujuy tuvo siete gobernadores, todos justicialistas: Huáscar Alderete, Roberto Domínguez, Carlos Ficoseco, Agustín Perassi, Guillermo Snopek, Carlos Ferraro y Eduardo Fellner. Este último ocupo el gobierno desde 1998, por renuncia de su antecesor, pero fue reelecto en 1999, en los mismos comicios que llevaron a Fernando de la Rúa (Alianza) a la presidencia de la Nación.
    En diciembre de 2001, en medio de graves disturbios sociales, De la Rúa abandonó el cargo. En menos de un mes, se sucedieron nombramientos y posteriores renuncias de autoridades nacionales. En enero de2002, una Asamblea Legislativa nombro como presidente a Eduardo Duhalde (justicialista), quien debía conducir el proceso de “transición política” hasta la convocatoria de nuevos comicios.

    LA ECONOMÍA REGIONAL

    A partir de 1983, Jujuy se perjudico con la caída del precio del hierro y el estaño, dos de los principales metales que producía la provincia. En la década de 1990, las políticas de libre comercio aplicadas por Menem el panorama. La clausura del ferrocarril, los altos fletes y la competencia de productos extranjeros ocasionaron el cierre de fábricas, como Celulosa Jujuy y empresas como Mina Aguilar, Ingenio La Esperanza o Altos Hornos Zapla, cambiaron de dueños, redujeron su actividad y despidieron trabajadores.
    Muchos jujeños sin trabajo fijo se dedicaron a la venta de ropa ingresada desde Bolivia en ferias itinerantes. Pero los cambios en la economía argentina, en los primeros años del siglo XXI, provocaron el encarecimiento de los productos provenientes de otros países.